LA DERROTA DE CHÁVEZ

LA DERROTA DE CHÁVEZ

Y, les digo amigos míos, a varios días del domingo 7, la tristeza todavía sigue en la calle. No importó los muertos semanales, ni los familiares de esos muertos, ni los amigos de esos muertos, ni las madres de esos muertos; ni la cercanía de esos muertos. No importó que la falta de electricidad sea una enfermedad crónica, ni que los aparatos electrodomésticos se quemen, ni que  los hospitales no sirvan, ni la pérdida paulatina de libertad. Ocho millones de personas votaron por el miedo. La democracia fue derrotada por el miedo. Si por miedo de parte de Chávez, por miedo de parte de Cuba, de Bolivia, de Nicaragua, de Ecuador, de Argentina, de las Farc y de un grupo grande de personas que creen todavía en la revolución tipo cubana.  Si Chávez era derrotado, todo el proyecto izquierdista que camina por América latina se caía.

Pero también se caía todo el tinglado de control sobre las mentes de las personas en Venezuela. Chávez sin escrúpulos usó todo el poder de un estado multimillonario para consolidar su victoria. No le importó ningún gesto moral o ético, no. Y, desde el punto de vista de ellos, es correcto, había mucho en juego. La vida de un modelo socialista estaba en juego. Y logró la victoria. Yo, no lo habría hecho así. Pero… el fin justifica los medios. ¡Heil!

A mi modo de ver, Carpiles y la oposición cometieron un error: creer que los pobres pueden tener una conciencia de su propia realidad. Cuando digo pobres (sin ser despectivo) me refiero a toda aquella masa que apoyó a Chávez con miedo. Miedo no a Chávez. No señor. Miedo a los funcionarios de Chávez, porque Chávez para esa masa es el salvador, ¿cómo temerle al salvador? Miedo no a los capitalistas venidos del infierno a explotarlos como pregonan a diario los miles de funcionarios gubernamentales que hacen proselitismo en todo el país. No a los capitalistas no, a sus propios camaradas. Miedo a perder las limosnas, a perder la miseria de sueldo que devengan sin trabajar. A perder la comodidad de la flojera. Y todo pasa por la incomprensión de lo que yo llamo la INMORALIDAD DE LA POBREZA.

La pobreza te lleva a ser práctico, inmediato. Te obliga a la supervivencia, al día a día. El futuro no importa, importa el hoy. Por eso hay que erradicar la pobreza de nuestros países para tener un pueblo realmente libre, la medida de la pobreza debe ser tan pequeña que soporte una sociedad.

Mantener un inmenso sector de la población en estado de pobreza más o menos llevadera con un pollito, con un arrocito, con una harinita, significa triunfo electoral. Y la pelea es electoral porque todavía Venezuela es democracia. Pero lo métodos deben cambiar. Decir que Chávez creció muy poco y que la oposición creció mucho es cierto y es bueno, pero de nada servirá si no se capitaliza los casi siete millones en una fuerza de permanente resistencia, de oposición verdadera, generadora de propuestas de hacer vida e impedir que el fascismo oscurezca cada vez más la luz de un gran país como lo es Venezuela.

En días previos a las elecciones, murió acribillado a balazos, uno de los delincuentes más peligrosos de la ciudad de Cumaná. El Proyectil, lo llamaban. La ciudad estuvo en zozobra, los delincuentes armados y en sus motos irrumpieron por toda la ciudad en busca de venganza y gritando el dolor por la pérdida de su querido jefe. Días antes de este hecho, en plena campaña electoral, esos mismos motorizados armados y encapuchados acompañaban al actual gobernador del estado Sucre, Enrique Maestre, a una operación de amedrentamiento para que una marcha de Carpiles no pudiera llevarse a cabo. Bueno, la marcha no solamente se dio, sino que fue espectacular, fue inmensa, fue alegre, llena de esperanza. Como las que posteriormente se dieron en todo el país. Pero, quienes ganaron fueron los otros, fueron los de las motos.

Este periodo en Venezuela se inicia con una pata mocha. Se decía en la calle que había un candidato que buscaba calles para meter tanta gente y otro que buscaba gente para llenar una calle. Hugo Chávez gana y gana bien. Sus métodos son cuestionables, son, de alguna manera delictuales, pero ganó y millones de personas todavía ven esperanza en él. Pero, los dos millones seiscientos mil nuevos votos para la oposición son casi en su totalidad jóvenes de 18 años. El futuro está escrito y la derrota de Chávez ya nació.

Escrito por Walter Maldonado