Al expresidente George W. Bush no se le veía en ningún lado, pero ahora ha reaparecido en la palestra nacional arengando al Partido Republicano, sumido en una crisis de identidad, a que apoye una reforma migratoria en EE.UU.
Durante una conferencia sobre inmigración coauspiciada por el Banco de la Reserva Federal de Dallas (Texas) el martes, Bush, afirmó: “Los inmigrantes no solo ayudan a construir nuestra economía, también revitalizan nuestra alma”(…) “Mientras nuestra nación debate el rumbo de acción adecuado sobre inmigración, espero que lo hagamos con un espíritu benevolente y tomemos en cuenta la contribución de los inmigrantes”.
Con estas palabras ha encontrado eco entre más de 250 líderes conservadores, cívicos y empresariales congregados en Washington para presionar una reforma migratoria y según los observadores, intenta reconstruir su imagen.
George W Bush cuando llego a la Casa Blanca en 2001 lo hizo con muchos planes, yapoyó una reforma migratoria para sacar de la sombra a la población indocumentada en Estados Unidos. También cuando fue gobernador del estado fronterizo de Texas, tuvo una posición sobre inmigración que esto le ayudó a lograr el 35 % del apoyo latino en 2000 y el 44 % en 2004. Pero se piensa que por los sucesos y atentados del 11 de septiembre de 2001 se sepultaron las negociaciones y los republicanos en el Congreso, fueron más precavidos en la toma de decisiones con respecto a los inmigrantes, y se frenaron todos los intentos para lograr una reforma migratoria..
Bush, que gobernó los EE.UU por 8 años con la convicción que su misión histórica era proteger a EE.UU. del terrorismo, dejó de lado lograr la reforma sobre inmigración e invirtió todo su capital político en las guerras en Afganistán e Irak, en 2001 y 2003, respectivamente; pero el consenso es que esas guerras, aunado a la crisis económica, lo enterraron en las encuestas y han dificultado la construcción de su legado.